Aunque la tentación de viajar barato y en menos tiempo gana terreno en Rosario, un especialista en Transporte, Accidentología y Movilidad advierte que detrás de los viajes en moto a través de aplicaciones como Uber se esconde un vacío legal que deja al usuario completamente desprotegido.
21.09.2025 22:59 | Viajar de un punto a otro de la ciudad a bordo de una moto pedida por alguna aplicación electrónica es una opción cada vez más elegida en Rosario: es más barata que otras alternativas y llega más rápido por la propia naturaleza del vehículo, más liviano y delgado que un automóvil.
Sin embargo, el atajo que muchos eligen para sortear el caótico tránsito rosarino puede convertirse en una trampa: porque además de tener un mayor riesgo de sufrir lesiones serias en caso de siniestro y de la inexistencia de un marco legal que habilite a quienes prestan este servicio, tampoco hay pólizas de seguros que cubran al pasajero. Es decir, el viaje significa un serio riesgo.
Juan Jaurena es ingeniero del Grupo Científico de Estudios de Transporte, Accidentología y Movilidad de la UTN Santa Fe y profesor de la Universidad Nacional de Entre Ríos. Y viene estudiando desde hace tiempo el fenómeno del transporte a través de aplicaciones como Uber, Didi o Cabify. Su mirada es contundente: “En la calle, si la municipalidad hace controles, puede encontrarse con una moto app. Pero lo más probable es que, si los paran, tanto pasajero como conductor digan que se conocen. Ahora, si llegara a suceder un accidente, esa ‘amistad’ se terminaría abruptamente. Porque lo que el usuario debe entender es que está completamente desprotegido: los seguros no van a existir y comenzará un juicio que involucrará al dueño de la moto, a la aplicación y hasta a la Municipalidad. Una cascada de complicaciones legales en la que difícilmente haya resarcimiento y, si llega, será muy tarde”.
El especialista explicó que los riesgos parten de un vacío normativo: “Los carnets habilitantes para transportar personas a bordo de una motocicleta no existen. Pero además, la Superintendencia de Seguros de la Nación —ente regulador de las pólizas a nivel nacional— no contempla la categoría de transporte oneroso de personas a través de motos. En consecuencia, no pueden estar activas dentro del perfil motos”.
Diferentes ciudades, diferentes normativas
La legalidad en la contratación de un auto a través de una aplicación para traslados difiere según la ciudad en la que uno se encuentre: mientras que, por ejemplo, en Mendoza está habilitado y el pasajero puede sentarse en la parte trasera del auto, en otras hay intentos de regulación no exentos de tensiones. “Por ejemplo, Paraná y Santa Fe aceptan que haya un cupo de autos que no son taxis ni remises y que se dedican al transporte oneroso de personas. Rosario, en cambio, dice: ‘Vamos a generar un registro de apps para que los taxistas y remiseros usen los servicios ya regulados’", dijo Jaurena. Pero con las motos, fue tajante: "Ahí no hay un paraguas legal que permita su legalización”.
El problema de los seguros es central: “Cuando alguien tiene un accidente en un auto, el conductor con un seguro contra terceros está cubierto. Si vos o yo, que no somos choferes de apps, chocamos contra una moto app, nuestro seguro nos cubre a nosotros. Ahora bien, para ellos la cosa es diferente: si la aseguradora descubre que esa moto estaba registrada en una app y desarrollando un traslado oneroso de personas, lo más probable es que desaparezca la cobertura. Es decir, ni el usuario ni el conductor estarían cubiertos”.
Esa indefensión se traduce en un litigio complejo, con un final incierto y lejano: “Siempre que ocurre un accidente, el que inicia el litigio acciona contra el dueño de la moto, pero también contra la aplicación y hasta contra la municipalidad. Contra el dueño, porque es el responsable directo; contra la app, porque el conductor estaba trabajando para ellos; y contra la municipalidad, porque es la responsable de lo que ocurre con el transporte público en la ciudad”.
Para Jaurena, el camino debería ser claro: más controles en la calle para evitar que prolifere aún más la modalidad de traslado en moto apps y legislación que ponga a las aplicaciones a derecho: “Creo que hay que ir hacia arriba. Los que habilitan la solución logística para trabajar con un transporte ilegal son las aplicaciones.
Por eso, primero está el control de calle y, después, que las apps encajen en la legislación argentina. Y la legislación es clara: no permite el transporte oneroso de personas en moto. Es una cuestión legal”.